Paleodieta: esa gran
desconocida.
Desde
hace relativamente poco tiempo, se viene oyendo hablar de una dieta llamada Paleo o Paleo Dieta. A pesar de su novedad ya cuenta con muchos seguidores
pero todavía son más los que desconocen en qué consiste.
¿Cómo surge la Dieta Paleo?
La
Dieta Paleo está basada en el trabajo del Dr. Cordain pionero en divulgar las
virtudes de la dieta del paleolítico. En tres libros publicados explica las
bases para una dieta óptima y saludable; información detallada de cómo los atletas
pueden mejorar su rendimiento modificando ligeramente la Paleo Dieta y cómo
esta dieta cura el acné basándose en recientes investigaciones científicas.
El
1985, se publicó un primer artículo
titulado “Paleolithic Nutrition” en
la prestigiosa New England Jounal of Medicine, cuyo autor, S. Boyd
Eaton, de la Universidad Emory de Atlanta, sugería que la dieta ideal sería la
que se seguía en la Edad de Piedra. El Dr. Cordian y el Dr. Eaton trabajaron juntos para aportar
pruebas unidos a otros científicos y antropólogos publicando sus
investigaciones en las principales revistas de nutrición del mundo.
Hay
que puntualizar que no son muchos los estudios publicados hasta el momento: siete
en concreto y uno pendiente de publicación. Son estudios de intervención que
cuentan con dos limitaciones importantes, a saber: por un lado las muestras
estudiadas son pequeñas; setenta
participantes en el que más; y por otro, la duración de los estudios no es muy
prolongada en el tiempo: van desde los catorce días a los dos años el de mayor
duración (Mellberg M. y otros)
Al
seguir esta dieta en comparación con otras, todos los pacientes presentaron
cambios significativos en diversas variables: peso corporal, glucosa, perímetro
abdominal, triglicéridos…
No
obstante lo anterior estos estudios cuentan con tres puntos fuertes. Primero: se
comparó la dieta paleo con otras dietas saludables. Segundo: el grupo control
recibió el mismo apoyo en intensidad y tipo de educación y, tercero: testan la hipótesis evolutiva al
comparar dietas con y sin cereales, legumbres y lácteos.
En
la actualidad los estudios que se están realizando pretenden refutar la
hipótesis de que una dieta paleo no produciría efectos diferentes a una dieta
con cereales y lácteos.
Vayamos al principio
Solo
con observar a nuestro alrededor podemos ver que algo está fallando: nunca hubo
tantos medios a nuestro alcance para vivir mejor y paradójicamente cada vez
estamos más enfermos y somos más infelices. Sí, es cierto que nunca hubo un
sistema de salud tan bueno como el actual ni medicamentos tan eficaces como
ahora, pero aún así las enfermedades, especialmente crónicas aumentan y aparecen a edades más tempranas.
A
partir de la Revolución Industrial, hace apenas 200 años, nuestros estilos de
vida y alimentación, cambiaron radicalmente. Se adoptaron usos en agricultura
que aumentan la producción (maquinaria, abonos, rotación de cultivos…) y se dio
un excedente de producción.
Los
avances tecnológicos nos han hecho la vida mucho más fácil pero también nos han
traído multitud de problemas en esta etapa postindustrial. El exacerbado
uso de instrumentos hace innecesario el
movimiento del cuerpo: hemos ido apoltronándonos. Los procesos de transformación
industriales han generado alimentos cada vez más alejados de la naturaleza,
hasta el punto que su ingesta nos daña. No hace falta remontarse al sigo
XIX; los que vamos cumpliendo años
sabemos que el modo de vida y la nutrición de nuestros abuelos o incluso
padres, no tenía mucho que ver con la nuestra. Todos estos cambios en un
periodo cortísimo de tiempo en términos evolutivos, provocan que nuestro organismo
se haya sobresaltado sin poder adaptarse
a semejante aluvión de modificaciones, de aquí todas las consecuencias
negativas.
La
teoría Paleo se basa en esto precisamente, en la falta de adaptación genética a
determinados alimentos: no ha habido tiempo suficiente para ello. Serían necesarios cientos de miles de años para que las
adaptaciones necesarias se produjesen.
En
el Paleolítico nos convertimos en cazadores-recolectores, introduciendo en
nuestra dieta las proteínas y las grasas animales de la carne y el pescado.
Este periodo abarca desde hace dos millones de años hasta hace unos diez mil,
por lo tanto hemos vivido en este estadío nutricional, un 95% del tiempo de nuestra
existencia como especie.
El
Neolítico surge en Mesopotamia hace tan solo diez mil años, con la aparición de
la agricultura y la ganadería. Esta es la primera vez que el ser humano empieza a comer cereales,
harinas y lácteos. Pero esta tendencia alimentaria llega a nuestro territorio
hace todavía menos tiempo, entre tres y cuatro mil años. Pero si esto ya era
nuevo para nuestra especie, la Revolución Industrial y las etapas postindustriales
nos traen la generalización de los azúcares, la bollería industrial, los
aceites vegetales, alimentos ricos en sal, las grasas trans…
La
Dieta Paleo pues es aquella basada en la alimentación pre-agrícola, con la que
nuestra especie ha convivido durante más del 95% de su existencia y para la que
estamos adaptados.
¿Y qué comía el hombre
paleolítico?
Comía
lo que el medio natural producía. Era fundamentalmente cazador-recolector de pescado,
carnes, huevos, frutos de mar, vegetales, bulbos, bayas, semillas y frutas.
Por
lo tanto, los alimentos procesados no están permitidos en la dieta paleo:
cereales y harinas, lácteos, azúcares, ciertos aceites vegetales y la sal.
Estos alimentos causan intolerancias, inflamaciones, obesidad, diabetes,
acné... entre otras enfermedades.
¿Cada cuánto comía?
Cabe
pensar que nuestros ancestros no comían cada tres horas, sino que lo hacían
después probablemente de recorrer grandes distancias en busca de alimentos, es
decir con el estómago vacío. Una vez encontrados los alimentos se saciaban y
quizás no ingerían nada hasta bastantes horas después.
Esta
pauta alimenticia es la que propugna la Paleo Dieta, no sólo no es necesario
comer cada poco sino que es perjudicial. Nuestro cuerpo necesita dar reposo a
nuestro intestino y el hecho de estar realizando constantemente digestiones no
nos favorece en absoluto.
Se
debería pues comer con hambre y beber con sed. De hecho si no ingiriésemos
líquidos de manera continua (un café con leche, un refresco, una caña, otro
café…) ni siquiera una fruta jugosa, tendríamos de nuevo la sensación de sed.
Sentiríamos placer al beber y no desearíamos otro líquido que no fuera un buen
vaso de agua.
Por
lo tanto la Dieta Paleo no aconseja desayunar, no considera esta comida
imprescindible. Lo ideal sería comer al mediodía (después de haber realizado
las actividades diarias o deportivas) y con hambre y de cena algo ligero.
¿Y además de la dieta?
El
estilo de vida Paleo incluye también otra serie de actuaciones beneficiosas
para nuestra salud como son: tomar el sol, imprescindible para la síntesis de
vitamina D y absorción del calcio. Dormir bien, es decir, respetando las horas
de sol y las de oscuridad y convivir con la tribu, relacionarse más con la
comunidad. Y por supuesto moverse: el movimiento es básico para la salud. Pero
el movimiento que proponen ha de ser funcional: andar, correr, saltar, subir a
los árboles, reptar… igual que lo hacían nuestros antepasados. En este tipo de
ejercicios se basan los entrenamientos Paleo y para ello no son necesarias
máquinas o artilugios complejos, nuestro cuerpo es suficiente para realizar
ejercicio que nos permita estar fuertes y hábiles.
Conclusiones:
A
falta de más estudios, la Dieta Paleo parece ser una opción saludable para
nuestra especie teniendo en cuenta nuestros genes, eso sí, adaptándola a cada
caso particular: enfermedades de base, actividad física… Lo que hay que
demostrar es que es mejor que las que contienen cereales y lácteos. Los
detractores de la misma, añaden a la falta de estudios, la poco adherencia de
las personas a la dieta, y no es de extrañar porque supone renunciar a muchos
de los alimentos que hemos incorporado de manera habitual y excesiva a nuestra
alimentación e incrementar otros cuyo consumo es escaso. En cualquier caso, es
cuestión de probarlo por que lo que está claro es que una alimentación parecida
a la que tuvimos durante nuestra evolución no debería suponer riesgos para la
salud.
“Paleolithic
nutrition” Eaton SB, et al.N Engl J Med. 1985
Campillo,
José Enrique, El Mono Obeso,
editorial Crítica, Barcelona, 2007
Cordain,
Loren, La Dieta Paleolítica, Urano, Barcelona, 2011
Cordain,
Loren y otro, Paleodieta para deportistas, editorial Desnivel, Madrid,
2007
Wolf,
Robb, La dieta paleo, Ed. Timun Mas, Barcelona, 2011